Femimoishe/Nunca feminazi. Por Hagar Blau
"Soy negra, soy pobre, y hasta pué que fea, pero gracias a Dios, aquí 'stoy!". La frase es lanzada por Celie Johnson en 'El color púrpura' (1985), película de Steven Spielberg basada en una novela epistolar escrita por Alice Walker, que se basa en las cartas que Celie escribe a Dios y a su hermana Nettie.
La frase la escuché hace muchos años, cuando el feminismo (que ya tenía una historia de tres olas en el mundo) aún no era una militancia masiva en nuestros ámbitos sociales más cercanos.
Nosotras podemos decir, trazando un paralelismo en tiempo y espacio, que "gracias a la vida aquí estamos. Somos mujeres, somos judías, sudacas y feministas".
Sobre el término feminazi, se sabe que fue acuñado por un periodista republicano norteamericano llamado Rush Limbaugh en 1993 y que prendió en esa sociedad, como crítica contra una masiva movilización de mujeres que reclamaban el derecho al aborto. ¿Cómo qué será que el término reflota en Argentina en pleno año verde, aquel del 8 de Aborto? Conveniente ¿No?
No concebimos su concepto
El día que una mujer confine a la suya o a cualquier otra sexualidad al encierro, el hambre, la tortura, la muerte en masa y a experimentos científicos perversos, ese día se haría realidad el concepto de "feminazi". Hasta entonces, no concebimos válida utilización alguna posible del término.
Quizás es una pretensión muy grande la nuestra, de modificar los usos del lenguaje. Sabemos que éste fluye por procesos largos de convenciones y arbitrariedades, como analizaba Ferdinand de Saussure. Pero hay responsabilidad en sus usos, a la cual abogamos sin ánimo de cercenar la libre expresión.
"El día que una mujer confine a la suya o a cualquier otra sexualidad al encierro, el hambre, la tortura, la muerte en masa y a experimentos científicos perversos, ese día se haría realidad el concepto de "feminazi". Hasta entonces, no concebimos válida utilización alguna posible del término".
Sucede que "feminazi" es un término despectivo para con todo un colectivo variado de mujeres y disidencias feministas, es tendencioso para con su crisol de ideas (a veces hasta contrapuestas entre sí), y también es puntualmente doloroso para nosotras, hijas, nietas y bisnietas de los sobrevivientes de la Shoáh y de los Pogroms, el antisemitismo previo al nazismo.
Como seres deseantes, entre muchos de nuestros deseos, expresamos el que busca que éste término desaparezca (si es a conciencia, mucho mejor) del lenguaje cotidiano. Lo hacemos como un imperativo categórico, en tanto que ofende a la moral y a la historia que no debe olvidar semejante crimen de lesa humanidad.